Por Isabel Allende-Robredo
Para revertir esta situación, trabajando por una sociedad más igualitaria, cero agresiva con las mujeres y, en definitiva, más justa y más libre, además de una cada vez mayor concienciación social, de una protección jurídica más amplia y de disponer de medios técnicos sofisticados para apoyar a las mujeres que sufren la violencia más explícita y visible, es necesaria la implicación de los hombres. Por ello, en los próximos diez puntos, se muestran diez posibles modos de comportamiento masculino que ayudarían en gran medida a erradicar la violencia machista. Vamos a ellos:
2. Evitar el humor sexista (que afecta a ambos sexos, y que en el caso de las mujeres, las desvaloriza, cosifica y degrada). Cuando se cuentan “chistes misóginos” en realidad se busca atacar y denigrar a las mujeres a través de la burla y la mofa. Normalmente, esta clase de “chistes” hace referencia a la falta de inteligencia de las mujeres (siempre tratándolas de tontas o ignorantes), refuerzan estereotipos y prejuicios que fomentan y desencadenan actitudes discriminatorias, como por ejemplo los referentes a las tareas que las mujeres deben realizar en el hogar, o bien, se refieren a las ideas que la sociedad patriarcal mantiene sobre las mujeres, como que son charlatanas, derrochadoras, chismosas, celosas y un largo etcétera. Algunos de ellos llevan un mensaje que justifica incluso el maltrato físico en contra de las mujeres, pues expresan que pueden ser golpeadas para ser “domesticadas” por los hombres. El denigrar, tanto a mujeres como a hombres, no es humor. Una agresión no siempre deja marcas visibles, pero aún así sigue siendo violencia.
3. No cosificar ni denigrar el cuerpo de las mujeres, bien sea a través de la prostitución, la pornografía, la publicidad sexista o la exigencia de una estética imposible en un cuerpo sano y natural. El uso del cuerpo de las mujeres es una institución de desigualdad que convierte a las mismas en objetos de consumo, refuerza su dominación y, por ende, genera la violencia de género que queremos combatir.
4. Expresar sentimientos que desde siempre se han visto como exclusivos de las mujeres y que los hombres se ocultan incluso a sí mismos. La expresión de sentimientos como la afectividad, la sensibilidad o el mismísimo miedo, sería de enorme ayuda para gestionar la ira y la rabia que provoca la frustración, y que algunos hombres canalizan y descargan de forma violenta en las mujeres. Este nuevo comportamiento no hace parecer a los hombres indefensos, débiles o pusilánimes, sino simplemente más humanos.
5. Aprender a aceptarse a sí mismos y a las mujeres tal y como son. Desarrollar una sana autoestima es el mejor antídoto contra la agresividad y la violencia. Quien se quiere y respeta a sí mismo, respeta a las demás personas.
6. No confundir posesión con amor. Las mujeres no son de la posesión de los hombres, sino seres independientes y libres con las que compartir una vida, o una parte de la misma, por opción personal y no por obligación.
7. Comprender que una sociedad igualitaria es beneficiosa tanto para las mujeres como para los hombres, pues perder privilegios para ganar en igualdad supone la liberación de los efectos dañinos que una sociedad sexista, basada en la diferenciación rígida de roles, provoca en ellos (entre otros efectos, menor esperanza de vida, más propensos a sufrir accidentes de tráfico, caer en drogodependencias y otras conductas dañinas como peleas, muertes violentas, etc. En definitiva, morir de “masculinidad”).
8. Escuchar lo que las mujeres dicen. Los hombres, tradicionalmente, sobre todo en el ámbito público, dominan las conversaciones: hablan más, interrumpen a las mujeres y no escuchan (en general porque piensan que lo que tienen que decir las mujeres no es lo suficientemente importante o inteligente). Escuchar a las mujeres (incluso en un sentido más amplio, leyendo literatura feminista, escrita en su mayor parte por mujeres, pero también por algunos hombres, y acudiendo a jornadas, conferencias y talleres donde profundizar), ayudará a los hombres tanto a comprender a las mujeres como las situaciones de desigualdad.
9. Responder y sumarse a las iniciativas y campañas políticas feministas, buscando la igualdad entre hombres y mujeres.
10.Desafiar el sexismo de otros hombres. No dejar pasar los comentarios sexistas de otros hombres sin comentarlos. Probar a decir "Eso me parece ofensivo", "Lo que dijiste me ofende pues denigra a las mujeres", etc. Hacerlo puede ser atemorizante, pero vale la pena concienciar a otros hombres. En este sentido, lee lo que opina El Hombre Palet, seguro que no te deja indiferente.
En nuestras manos está, hombres y mujeres, luchar por una sociedad más justa e igualitaria ¿Te animas? ¡Atrévete!
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