Por Isabel Allende-Robredo
A menudo solemos hablar de diversidad, igualdad e inclusión, pero, a veces, hablamos de todo ello de manera parcial, sin contemplar la gran cantidad de elementos, matices y formas que incluyen estos términos. Por ello, aquí te dejamos, de manera un tanto sintética pero lo más amplia posible, qué significa cada uno de estos términos y cómo pueden interactuar. Vamos allá:
DIVERSIDAD
La definición más simple de la diversidad es la diferencia. Tenemos diversidad en el mundo, y en nuestras vidas, debido a las diferencias. Y, si bien es cierto que cada persona es única, también quedan incluidas, bajo la denominación de la diversidad, las características compartidas como la edad, el género, la orientación sexual, la pertenencia étnico-cultural, la raza, la religión y la capacidad funcional, entre otras posibles.
Si tomamos como modelo la conocida Rueda de la Diversidad de la Universidad Johns Hopkins, podemos encontrar los siguientes tipos de diversidad: edad, sexo, identidad o expresión de género, origen nacional, orientación sexual, capacidad mental y física, etnia y raza (entendida como los diferentes rasgos fenotípicos), educación, ideología política, tipo de familia, puesto desempeñado en la organización, lenguaje y habilidades de comunicación, ingresos, religión, apariencia y experiencia laboral… Diferencias unas visibles a golpe de vista, otras, a no ser que se profundice en las personas, totalmente invisibles.
Por otra parte, Dubin distingue entre diversidad identitaria y cognitiva:
Otra categorización distingue entre diversidad visible e invisible:
Algunas categorías pueden ser casi siempre visibles o invisibles, pero no serlo siempre.
Por último, hay que tener en cuenta que:
Igualdad / Equidad
Que exista diversidad, es decir que las personas seamos diferentes, no significa que debamos vivir en desigualdad de derechos y oportunidades, desigualdad dada por la valoración y jerarquización de las características que conforman las diferencias. Por ello, y con el fin de lograr la inclusión de todas las personas, hablamos tanto de la igualdad como de la equidad, aunque siendo conceptos relacionados, son diferentes.
A ello hay que añadir que la intersección (1) de categorías de análisis de la diversidad mayormente susceptibles de discriminación en una misma persona hace que ésta sea mucho más vulnerable (aun hoy en día, no tiene las mismas oportunidades una mujer que un hombre; una mujer negra que una blanca; una mayor que una joven o una mujer con discapacidad que otra que no la tenga; no es lo mismo ser hombre cristiano o musulmán que mujer cristiana o musulmana; ni mujer que hombre con discapacidad). En cada categoría podemos encontrar personas privilegiadas y subordinadas, y la intersección de género, clase y raza/étnia hace que la experiencia interseccional sea mayor que la suma del racismo y del sexismo o de la misoginia y el clasismo.
Igualdad
Relacionados con el concepto de igualdad encontramos los conceptos de Igualdad de Oportunidades, de Trato y de Resultados.
La igualdad de oportunidades es una idea de justicia social que propugna que un sistema es socialmente digno y justo cuando todas las personas tienen las mismas posibilidades de acceder al bienestar social, y poseen legalmente los mismos derechos.
Ejemplo: Toda persona, independientemente de su género, “raza”, edad, capacidad, etc., es bienvenida a participar en una carrera de bicis y lograr un premio por llegar. Pese a tener igualdad de oportunidades (toda persona tiene derecho a participar, a nadie se le niega la oportunidad), no todas las personas podrán participar (algunas no tienen bici) ni lograrán llegar a la meta debido a sus diferentes capacidades y tipos de bici, por lo que se dará una desigualdad de resultados.
La igualdad de trato es el trato idéntico que un organismo, Estado, empresa, asociación, grupo o individuo brinda a las personas sin discriminación alguna por motivos de raza, sexo, religión, origen étnico, edad, capacidad funcional social o cualquier otra circunstancia o característica de diferenciación humana.
Ejemplo: Para participar en la mencionada carrera de bicis, todas las personas reciben una bicicleta idéntica, y parten de la misma línea de salida. De nuevo, pese a tener igualdad de oportunidades y ser tratadas de la misma manera, difícilmente llegarán todas a la meta debido a sus diferentes capacidades.
Por su parte, la igualdad de resultados es un concepto de justicia social que pone el foco en el resultado y no en la potencialidad de la igualdad formal. Todas y cada una de las personas reciben efectivamente la misma cantidad del bien social o económico.
Ejemplo: Todas las personas, participen o no en la carrera de bicis (algunas no participaron porque no tenían bicicleta o no sabían pedalear), reciben un premio, lleguen o no lleguen a la meta.
EQUIDAD
Siendo la igualdad de resultados una utopía hoy en día, la verdadera justicia está en la equidad, en tratar a cada persona o grupo de personas según sus capacidades, circunstancias y características, en que cada persona o grupo de personas aporte según sus posibilidades y reciba según sus necesidades. Tratar de igual manera a todas las personas y grupos genera, paradójicamente, desigualdad; tratarlas con equidad genera una posible mayor igualdad o similitud de resultados.
© 2017 Robert Wood Johnson Foundation
INCLUSIÓN
Son muchas las definiciones del término inclusión, pero para los efectos del tema que aquí estamos tratando, diremos que la inclusión implica admitir la diferencia para beneficiar tanto a la persona como al grupo (sea la sociedad en general o una organización en particular).
La inclusión abraza los conceptos de conciencia, aceptación, respeto y comprensión, y está relacionada tanto con la igualdad de oportunidades y de trato para la participación como con la equidad. Cada persona debe ser valorada por sus diferencias, por sus distintas habilidades, características, conocimientos o experiencias. La inclusión trata de crear una comunidad global.
La inclusión dentro de las organizaciones implica fomentar un entorno que permita a personas con diferentes orígenes, características, habilidades y formas de pensar, trabajar juntas de manera efectiva y sumativa, así como desarrollar su potencial, e involucra prácticas organizacionales que aseguren que esas diferencias sean social y organizacionalmente reconocidas, aceptadas y bienvenidas.
La inclusión en las organizaciones se impulsa desde la base, pero debe estar dirigida desde arriba, por lo que el liderazgo inclusivo debe desafiar los prejuicios, tanto propios como ajenos, y tomar conciencia de sus propios sesgos inconscientes.
Si tienes/tenéis interés en fomentar y gestionar adecuadamente la diversidad en el seno de tu/vuestra organización, no dudes/dudéis en poneros en contacto con nosotr@s.
Estamos a vuestro servicio.
(1) La interseccionalidad es un enfoque que subraya que el sexo, el género, la etnia, la clase o la orientación sexual, como otras categorías, están interrelacionadas. La categoría interseccionalidad explica, por ejemplo, cómo el racismo y el sexismo interactúan creando múltiples niveles de injusticia social, es decir, una doble discriminación. La experiencia interseccional es mayor que la suma del racismo y del sexismo o de la misoginia y el clasismo.
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